
En el nuevo informe elaborado por el Foro Económico Mundial sobre los riesgos más importantes en el mundo, la ciberseguridad continúa creciendo y ocupa el 4to lugar en un mundo de pandemias, cambio climático y crisis. Más que preocuparse, es un tema del que hay que ocuparse de inmediato.
Actualmente las enfermedades, incluida la pandemia actual por COVID-19, y los incidentes por cambios extremos en el clima ocupan los primeros puestos de la tabla de riesgos a corto plazo “Peligros claros y presentes” (hasta dos años). En la misma, las fallas de ciberseguridad ocuparon el cuarto lugar este año, tres puestos por encima de su lugar en el 2020.
Este vertiginoso ascenso del nivel de riesgo en cuanto a la ciberseguridad es una clara consecuencia de la rápida digitalización y el crecimiento del teletrabajo durante la pandemia, que ha incrementado la exposición de las empresas creando redes más complejas y potencialmente menos seguras. El informe sostiene que, si este camino hacia la digitalización continúa exponencialmente, podría generar riesgos catastróficos en un horizonte más largo.
La pandemia que aún transitamos ha demostrado la importancia del acceso a internet, de estar conectados y tener la mayor cantidad de aspectos de negocio y de la vida, digitalizados. Si bien esto ha permitido que muchos puedan continuar trabajando o estudiando desde sus hogares, esta dependencia hace que una interrupción significativa producto de un ciberataque se vuelva cada vez más peligrosa y paralizante, y los ciberdelincuentes lo saben.
Con un mercado tan tentador, los ciberdelincuentes perfeccionan cada vez más los ataques para obtener mucho dinero de las empresas desprotegidas que necesitan continuar operando y recuperar su información. Contra amenazas tan sofisticadas, la gran mayoría de las organizaciones no tiene los controles necesarios para evitar ser víctimas de los ciberataques. Por todo esto, no es de extrañar que se hayan incrementado los incidentes de ciberseguridad a lo largo y ancho del globo, siendo víctimas además de empresas; hospitales, gobiernos, e incluso famosos en Twitter.
Cada año este informe, y la realidad misma, nos demuestran que la ciberseguridad es un aspecto esencial para mantenernos a flote en un mundo cada vez más digital. En el 2021 es fundamental seguir elevando la cultura de la ciberseguridad como un tema crítico, e incluirla en los objetivos estratégicos de las organizaciones, dejando de tratar el tema como una cuestión aislada del negocio.